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A través de su asociación con Apple, el Ellis Marsalis Center for Music en Nueva Orleans ha incorporado la tecnología en su amplio plan de estudios centrado en las artes, creando nuevas oportunidades para sus estudiantes.
Comunidades 03 febrero 2025
En una tarde nublada y lluviosa, todo está tranquilo en la intersección de las calles Bartholomew y Prieur en el histórico barrio Ninth Ward de Nueva Orleans. Este apacible vecindario que rodea el Ellis Marsalis Center for Music (EMCM) contrasta con el emblemático Barrio Francés, que está repleto de clubes de jazz, bares, restaurantes y mercados.
A las tres de la tarde, el ritmo empieza a cambiar, lentamente al principio, a medida que los jóvenes de entre 8 y 18 años cruzan la puerta principal azul del edificio, con sus instrumentos a cuestas. Los pasillos comienzan a llenarse de vida con los sonidos de risas, pasos, notas musicales sueltas y los saludos de los profesores a sus estudiantes. Los músicos noveles recorren las cuatro clases del día: piano, ayuda con la tarea, un instrumento de su elección y programación, un curso obligatorio que surge de la alianza continua del centro con Apple.
Lanzada en 2019, la colaboración con Apple ha permitido al EMCM ampliar su plan de estudios, agregando un conjunto de cursos enfocados en la tecnología que complementan la educación musical de primer nivel que el centro ofrece a sus estudiantes.
“Sé que algunas personas se preguntan por qué una institución de música enseña programación. Para nosotros, todo está conectado: es parte de un tapiz digital”, expresa Lisa Dabney, directora ejecutiva del centro. “Se trata de cerrar la brecha digital brindando a los estudiantes acceso a la tecnología y presentándoles diferentes tipos de oportunidades profesionales diversas y a largo plazo, incluidas trayectorias en la tecnología musical y más. En una comunidad donde muchos hogares carecen de acceso al iPad y computadoras, esta asociación con Apple nos ayuda a poner el poder de la tecnología directamente en las manos de nuestros estudiantes, abriendo puertas a futuros creativos y profesionales que nunca hubieran imaginado”.
Estudiantes trabajan con el iPad sobre el piano en su clase de piano en el Ellis Marsalis Center.
Los estudiantes de piano del centro suelen usar las apps del iPad para reforzar lo que están aprendiendo, tanto dentro como fuera del salón de clases.
Jahaad Applebee, alumno del Ellis Marsalis Center for Music, trabaja en Swift con su profesora LaTasha Bundy en el laboratorio de Mac del centro.
La programación es un curso obligatorio en el EMCM. En el laboratorio de Mac del campus, instructores como LaTasha Bundy (en la foto junto a Jahaad Appleberry) enseñan a los estudiantes las bases con Swift Playgrounds.
El apoyo de Apple al EMCM es parte del compromiso continuo y a largo plazo de la empresa de impulsar y amplificar la creatividad de los jóvenes de Nueva Orleans a través de la tecnología. Mientras los incipientes músicos del EMCM aprenden a programar y mezclar nuevas pistas con Logic Pro y GarageBand, los estudiantes de Delgado Community College producen su propio podcast sobre íconos culturales locales, y los jóvenes artistas de Arts New Orleans usan el iPad para diseñar un nuevo mural que los aficionados verán en su camino al Superdome este fin de semana.
“Nos encanta descubrir cómo la tecnología y la creatividad se apoyan mutuamente, y es una alegría verlas en acción en mi ciudad natal de Nueva Orleans”, comentó Lisa Jackson, vicepresidente de Environment, Policy, and Social Initiatives de Apple. “La creatividad, el arte y la música están en nuestro ADN. Nuestros equipos están encantados de seguir trabajando con nuestros increíbles socios comunitarios y la talentosa juventud que ilumina esta ciudad”.
Fundado en 2012 en el Ninth Ward de Nueva Orleans, el Ellis Marsalis Center for Music es un centro para la comunidad que ofrece a los estudiantes una educación esencial en música y tecnología.
La programación holística y en constante evolución del EMCM proviene directamente de Ellis Marsalis, quien quería garantizar que la próxima generación tuviera la oportunidad de continuar con el vibrante legado cultural de la ciudad. Este trabajo se sintió especialmente importante en el Ninth Ward, un barrio famoso por ser el hogar de muchos músicos icónicos, activistas de derechos civiles y educadores, que se vio afectado de manera desproporcionada por el huracán Katrina en 2005.
“En el corazón del plan de estudios del centro está la convicción de nuestro fundador: comprender que la música comienza con aprender a escucharla”, explica Dabney. “El piano desempeña un papel fundamental en este proceso, ayudando a los estudiantes a desarrollar habilidades de escucha crítica, conectar en profundidad con la música y construir una base sólida de teoría musical. Por este motivo, el piano es una clase obligatoria para todos los estudiantes, además de su instrumento principal”.
Ese mismo enfoque fundamental de aprendizaje ahora se extiende a los cursos de programación e ingeniería de sonido. En el laboratorio de Mac del centro, los estudiantes usan el hardware y el software más recientes para aprender los conceptos básicos de la programación con los recursos de Programación para todos y Swift Playground de Apple. Y en el estudio de música de la institución, aprenden a crear sus propias pistas con apps como GarageBand y Logic Pro. Los estudiantes también tienen acceso a su propio iPad cada semestre, lo que les permite tomar lo aprendido en clase y seguir desarrollando sus habilidades en casa.
De izquierda a derecha: Jacob Jones Jr., Donte Allen y el Dr. Daryl Dickerson en el estudio del EMCM.
De izquierda a derecha: Jacob Jones Jr. y Donte Allen con el Dr. Daryl Dickerson en el estudio del EMCM, donde el Dr. Dickerson enseña su clase de ingeniería de sonido. “He intentado diversificar nuestro plan de estudios tanto como sea posible porque no todos los niños quieren ser trompetistas o bateristas, y no queremos rechazar a ninguno”, explica.
Los cursos de ingeniería de sonido, posibles gracias al apoyo de Apple, se encuentran entre las ofertas más nuevas del centro para estudiantes en edad de escuela secundaria.
“Aquí, en Nueva Orleans, tenemos hoteles, clubes, convenciones y, probablemente, más festivales que cualquier otro lugar del mundo. Y todos esos eventos necesitan sonido”, comenta el Dr. Daryl Dickerson, el director de educación musical del centro. “Este es un trabajo que puedes aprender ahora y hacer por el resto de tu vida. Si aprendes a grabar y editar audio a una edad temprana, puedes convertir eso en una profesión.”
Para Jacob Jones Jr., un estudiante de último año de secundaria que toca el saxofón, la trompeta y el piano, la clase de ingeniería de sonido de los sábados por la tarde del Dr. Dickerson ha creado un marco completamente nuevo para pensar la música.
“Puedes hacer un sonido con un instrumento y eso es genial”, dice Jones. “Pero cuando reproduces ese sonido en la computadora, puedes explorarlo, jugar con él y hacer algo completamente nuevo que nadie haya escuchado antes”.
Fuera de clases, Jones a menudo se encuentra usando las habilidades que aprendió en Logic Pro y GarageBand en su iPhone, siempre que la inspiración lo sorprenda. “GarageBand es una herramienta esencial para mí, porque puedo escuchar algo y pensar: ‘Guau, tengo que hacer algo con esto’. Saco mi iPhone, abro GarageBand y puedo tocar la melodía, grabarla e incluso hacer toda una canción con ella”, explica.
Jacob Jones Jr., alumno del Ellis Marsalis Center for Music, toca el saxofón afuera del centro.
“Cuando me cambié al jazz, me enamoré del saxofón”, comenta Jacob Jones Jr., estudiante de último año de la secundaria, “Me encanta su complejidad y todos los diferentes subgéneros que contiene”.
Este mismo espíritu de experimentación creativa se fomenta en los cursos de programación de la escuela, donde se anima a estudiantes como Donte Allen, de 14 años, a fusionar su pasión por la música y las artes con las habilidades tecnológicas esenciales que adquieren en clase.
Allen ha sentido pasión por la música desde que estaba en pañales. “Mi papá tiene una foto mía de cuando tenía seis meses en el asiento del auto con la trompeta”, señala con una sonrisa.
Pero aprender a programar hace surgir nuevos intereses creativos.
“Swift te enseña lo básico, y desde ahí puedes seguir avanzando”, explica sobre su nueva afinidad por la programación. “Puedes desarrollar tus propias apps, hacer tus propios juegos y crear tus propias historias… La música y Swift me ayudan con mi creatividad”.
Este tipo de exposición, que abarca una amplia variedad de medios creativos y tecnológicos, a menudo con sorprendentes intersecciones entre ellos, es lo que busca el cuerpo docente del centro.
“Estos estudiantes quieren este tipo de educación”, afirma el Dr. Dickerson, cuyo próximo objetivo será incorporar al centro clases para hacer podcasts. “Pero si no se les presenta, nunca la obtienen. Sucede lo mismo con la música y todo lo demás que hacemos aquí. Así que siempre intentamos mostrarles algo nuevo”.
Donte Allen, alumno del Ellis Marsalis Center, toca la trompeta fuera del centro.
Donte Allen, de 14 años, creció asistiendo a desfiles típicos de Nueva Orleans y presentaciones de bandas de marcha con su familia. “La trompeta significa mucho para mí porque es el instrumento de mi papá”, comenta. Es una de las cosas que nos conecta”.
Más allá del fervor futbolístico que ya envuelve el Superdome, los estudiantes de Arts New Orleans están dando los toques finales a un proyecto propio. Su mural con temática de jardín, que cubrirá una pared exterior del Centro de Justicia de Orleans a lo largo de la Interestatal 10, destaca historias de ciudadanos previamente encarcelados y, al mismo tiempo, transmite un mensaje de esperanza a la comunidad.
La pieza de 613 metros cuadrados fue diseñada por participantes del Young Artist Movement (YAM), el programa de desarrollo laboral y educación artística de Arts New Orleans, que trabaja principalmente con estudiantes de 14 a 22 años. A través de YAM, fundado en 2016, la juventud local aprende sobre el proceso de creación de murales de la mano de artistas invitados y, luego, se les da la oportunidad de plasmar sus propias creaciones en la ciudad. Los participantes también completarán la instalación del mural.
El proceso de diseño para este mural en particular comenzó en la app Procreate en el iPad. Usando el Apple Pencil, los 19 estudiantes diseñaron las imágenes digitales que aparecen en los paneles del mural. Los artistas principales Journey Allen, Gabrielle Tolliver y Jade Meyers organizaron los diseños finales y los enviaron a una empresa de lienzos murales para que hicieran impresiones fantasma en grandes trozos de tela para murales. A partir de ahí, las piezas se pintan y luego se instalarán a lo largo de la pared usando un gel específico.
Allen, una artista visual y profesora de arte que se desempeña como directora de educación juvenil en Arts New Orleans, disfruta viendo cómo prosperan los estudiantes. “Me encanta ver a quienes al principio se sentían intimidados por los materiales”, comparte. "Pero cuando conectas con ellos y empiezan a liberarse, la obra de arte se convierte en una fuente de transparencia, una fuente de confianza, donde pueden compartir contigo un poquito de quiénes son. Algunos de ellos ni siquiera habían dibujado o pintado antes, y aquí están creando este enorme mural. Preguntan: ‘¿Cuándo vamos a hacer el próximo?’”
Una joven artista pinta una mariposa en el nuevo mural de Arts New Orleans.
El último mural de Arts New Orleans, que cubre una pared afuera del Centro de Justicia de Orleans, fue diseñado en un iPad con un Apple Pencil y Procreate.
Para algunos de los jóvenes artistas, el proyecto tiene un significado adicional: llegaron a YAM a través de su programa de arte, una alternativa al enjuiciamiento y encarcelamiento para jóvenes que enfrentan delitos menores no violentos. Fundado en 2021, se basa en las cualidades curativas y restauradoras de la expresión artística, con el objetivo de que los cargos de los estudiantes se desestimen al finalizar el programa.
Arts New Orleans también está poniendo a prueba un programa independiente de arte esta primavera para ayudar a satisfacer las necesidades únicas de los participantes. “Hay muchas cosas en las que deben participar, conversaciones que deben tenerse, que no podemos abordar en el grupo principal de YAM, que está compuesto por niños que no han sido afectados de la misma manera por el sistema de justicia penal”, explica Allen. “Darles su propio programa les brinda una verdadera oportunidad para expandirse y superar cualquier cosa que estén enfrentando”.
La idea de YAM y su programa de arte surgió del juez retirado Arthur Hunter y Ron Bechet, profesor de la Xavier University, que también es un artista. A lo largo de su carrera como oficial de policía, abogado y finalmente como juez en su Nueva Orleans natal, Hunter pudo observar de primera mano los factores que llevan a los jóvenes a ser arrastrados al sistema de justicia penal de la ciudad y reconoció el potencial del arte para ofrecer un camino alternativo.
“No se trata sólo de una cuestión de arte, sino también de una oportunidad económica, ya que deberían poder ganarse la vida usando su talento”, explica Hunter, miembro de la junta directiva de Arts New Orleans. “Eso es tan importante como ver esa hermosa imagen en un lienzo”.
Para Hunter, el momento de la revelación del mural no podría ser más apropiado. “Este proyecto no será sólo una culminación, sino que también lo veo como el comienzo de más arte en toda la ciudad, permitiendo que la gente sepa, tanto en la ciudad, como en la región, el estado, el país y el mundo, lo que los jóvenes pueden hacer en la ciudad de Nueva Orleans en el ámbito del arte”, afirma.
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